La incertidumbre está como una niebla sobre el oficialismo provincial. Por estos días, el escenario poselectoral de las provinciales es también el previo a las Primarias nacionales. Los actores políticos del espacio pueden ver a muy poca distancia y se les dificulta prever lo que viene. Sucede que apenas están asimilando los resultados locales y ya les cayó encima el cronograma nacional. La continuidad -o no- del justicialismo de Unión por la Patria (UPP) en la Casa Rosada es lo que más desvela por estos días a la dirigencia y la obliga a analizar distintas proyecciones. La mayoría de ellas, implican dificultades. Aunque con diferencias, las especulaciones se cuecen de igual manera puertas adentro de Juntos por el Cambio (JxC), en donde el radicalismo y el alfarismo y sus respectivos aliados dirimirán quién se quedará con el liderazgo del sector opositor mayoritario.
La coyuntura proselitista deja poco tiempo para el avance de las definiciones sobre el próximo Gobierno provincial, el que encabezará el ahora vicegobernador Osvaldo Jaldo. Incide, además, que el período de transición que deberá afrontar es largo. A casi 100 días de su asunción, Jaldo no ha soltado prenda aún sobre los nombres de su equipo. Si bien hay algunos referentes de su confianza que se supone son “número puesto”, restan un gran abanico de decisiones. Por ello, hay un sinnúmero de especulaciones dentro y fuera de su entorno.
Sí hay más indicios sobre el estilo que tendrá su mandato, debido a que estuvo 513 días a cargo del Ejecutivo, mientras Manzur fue jefe de Gabinete.
Quizás algunas de las dudas comiencen a despejarse esta semana, cuando retome la actividad después de unos días que se tomó de descanso.
En los despachos cercanos al suyo mencionan que estratégicamente reservará sus decisiones más importantes para después de las PASO, porque el peronismo necesita que toda la tropa se aboque a la campaña y poder hacer una buena elección. Dar nombres y puestos generará roces y enojos y esto no sería conveniente antes de un domingo de elecciones.
Antes de eso, sin embargo, hay otra preocupación más en el jaldismo. Los que esperan por ingresar a 25 de Mayo y San Martín hablan de un “vacío de gestión”. Apuntan sobre todo al ámbito de la Seguridad y creen que será un tema excluyente de la próxima charla cara a cara entre Manzur y Jaldo. Ven que a este paso será muy compleja la situación en la que puede llegar a quedar la Provincia con la mirada puesta en el recambio.
Al margen de todo este contexto, una de las mayores incógnitas es qué pasará en la Legislatura. Terreno conocido por Jaldo, estará comandado por su inesperado compañero de fórmula, Miguel Acevedo, un hombre que viene de una larga trayectoria ejecutiva mas no legislativa.
En la Cámara
Entre las ideas coincidentes que hay dentro del peronismo en relación a la nueva etapa en el Poder Legislativo están que los primeros seis meses serán clave para definir la dinámica; que tienen buenas perspectivas sobre el desempeño de Acevedo; que más allá de que habrá corrimientos por los electos que pueden migrar al Ejecutivo será una gestión con “pesos pesados” del oficialismo y de la oposición y que habrá un solo bloque. Un asterisco en este último punto: esto no implicará que se diferencien jaldistas, manzuristas y quienes -al menos por ahora- no se enlistan en esas dos líneas.
El ámbito de la Cámara no está exento de ruidos. Un runrún trascendió por estos días entre quienes ocuparán las bancas después de octubre y dio cuenta de una posible reducción del Presupuesto que tendrá para funcionar. Palabras más, palabras menos, la versión indicaba que Jaldo apuntaría a mantener una Legislatura austera para poder controlarla políticamente. En el jaldismo descartaron de plano esa posibilidad y consideraron que ese tipo de informaciones se lanzan para generar rispidez con el manzurismo. Reconocen que se preparan para un Gobierno de cuentas flacas en general, pero por el contexto nacional y, sobre todo, si JxC gana en la Nación.
En las cercanías del próximo mandatario esperan que con el paso de los meses se dé un proceso natural: todo el oficialismo será jaldista. “El Gobierno será de Jaldo, no sólo el Ejecutivo”, sentenciaron.
Aseguraron que la mesa de conducción de ese Poder se armará por consenso entre Jaldo y Manzur y dan por sentado que la presidencia subrogante, clave para la línea sucesoria, quedará en manos de un representante afín al tranqueño. Apunta, específicamente, a alguno de los integrantes del acople Tucumán para la Victoria, que encabezaron Tulio Caponio (Capital), Darío Monteros (Este) y Regino Amado (Oeste).
Caracterizan a Acevedo como un hombre muy tranquilo, de diálogo y de perfil bajo. Consideran que acompañará la gestión de Jaldo, salvo que eventualmente “le pidan otra cosa”. Y cuando dicen “pidan” refieren implícitamente a Manzur. Si bien se preocupan en subrayar que la relación Manzur-Jaldo está bien, opinan que la continuidad de la paz dependerá de qué suceda con el futuro de Manzur.
¿Qué temas serán clave en la próxima gestión? Altas fuentes del jaldismo consideran que podría avanzarse con la recategorización de municipios y de comunas, pero no con una reforma constitucional ni del sistema electoral.
En el manzurismo, afirman que si bien el oficialismo estará ordenado, creen que se acentuarán las diferencias entre líneas internas en la Cámara. Entre sus máximos exponentes señalan a Sergio Mansilla, Javier Noguera, Pablo Yedlin y Jorge Leal. Apuestan a que Acevedo priorizará la institucionalidad y confían en que irá “tomando cuerpo político” en lo legislativo con el paso de los meses. Mirarán de reojo al jaldismo y cada movimiento que haga, dicen, pero esperan que no haya inconvenientes.
“Hay muchos caciques y pocos indios”, bromeó un dirigente de experiencia. Advirtió que Acevedo tiene carácter y no se dejará avasallar llegado el caso. El propio ministro del interior lo dejó entrever en Panorama Tucumano: “Siempre he sido de consensuar. Puede haber algún choque, pero será en alguna situación especial, y para acomodar las cosas. Yo quiero trabajar por el bien de los tucumanos”.
En este espacio político saben que están atados a Manzur y a lo que suceda con él. Consideran que sí o sí tienen que trabajar por buenos resultados en las elecciones que vienen. Suponen que si Sergio Massa gana, Manzur podría aspirar a un puesto en la Nación. Si pierde, el panorama será muy distinto. Salvo algunas excepciones, la mayoría ya se piensa en el jaldismo.
Los electos que tienen familiares o dirigentes de sus riñones en las próximas intendencias saben que no tendrán demasiado margen, porque gran parte de esas administraciones dependen económicamente del Ejecutivo. Es decir, dependerán de Jaldo.
Hay una tercera línea del PJ en la que manzuristas y jaldistas ubican a aquellos que fueron electos por sus propios acoples, como son los casos de la dupla Carlos Najar-Carlos Gallia o los Mellizos Orellana. Aunque están en el armado justicialista, el rol que desempeñarán en la Legislatura es otro asunto que está por verse.
Se espera que parte de la niebla comience a disiparse con la vuelta de Jaldo. Otra, en cambio, demorará un poco más y habrá que superar los cronogramas electorales. La realidad en el oficialismo no es apta para ansiosos.